Cada Fontañina nace de un proceso profundamente personal. Desde la elección de los ingredientes hasta el horneado y el empaquetado, todo está hecho a mano, una a una, por María P. Madrigal Pérez, fundadora y pastelera de A Punto de Nieve.
No hay maquinaria industrial, ni cadenas de producción. Solo unas manos expertas, un obrador pequeño en plena montaña leonesa, y un saber hacer que cuida cada paso: mezclar, reposar, cortar, pincelar, hornear, enfriar, empaquetar.
Cada caja no solo contiene un dulce; contiene tiempo, dedicación y una forma de hacer las cosas que se está perdiendo. Fontañinas es una celebración de lo artesanal en su sentido más verdadero.
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